Champions League

De Forlán a Gerard y de Riquelme a Parejo: los paralelismos de un nuevo Villarreal para soñar

Villarreal
A la izquierda, Gerard Moreno y Parejo. A la derecha Forlán y Riquelme.

16 años han pasado desde que el Villarreal no se colaba en una semifinal de la Champions League. 16 años desde que otro equipo repleto de talentos, se hace un hueco entre los mejores de Europa, rompiendo cualquier pronóstico previo. En 2006, el equipo de Manuel Pellegrini liderado por Juan Román Riquelme tumbó al Inter de Milán para citarse en la semifinal por la Orejona. Esta vez, el de Unai Emery con Gerard Moreno como gran abanderado, es el que emula a aquella plantilla tumbando a todo un Bayern de Múnich. Ésta quiere ir más lejos.

En 2006, el gran proyecto del Villarreal tocaba el Olimpo del fútbol, estar entre los cuatro mejores del mundo, tras 180 minutos de gran esfuerzo e intensidad ante el Inter de Milán en unos cuartos de final que se decidirían por el valor doble de los goles. En el Giuseppe Meazza el delirio comenzaba en el primer minuto d juego con un gol de récord de Forlán que ponía el 0-1. Adriano respondía cinco minutos más tarde y Martins ponía el 2-1 en el segundo tiempo, para el triunfo final de los italianos.

En la vuelta en el Madrigal, un gol de Arruabarrena desequilibraría la balanza. El 2-2 global permitía dar validez al tanto que lograron los amarillos en Italia y permitía alcanzar las semifinales de la Champions League al equipo de Vila-real por primera vez en su historia. Tumbaban a equipo de Javier Zanetti, Materazzi, Samuel, Iván Córdoba, Toldo, Cambiasso, Verón, Figo, Stankovic, Adriano, Recoba o Martins, entre otros. Un equipo de leyenda que entrenaba Roberto Mancini.

El Villarreal ha vuelto a hacer lo que hizo 16 años atrás, romper cualquier pronóstico, eliminar el concepto de favorito para decantar una eliminatoria a su favor. Los amarillos han dejado fuera a todo un Bayern de Múnich, una de las plantillas más caras del mundo con el último Balón de Oro entre sus filas, un Robert Lewandowski que, pese a marcar, se apeó de los cuartos de final para dejar paso a otro equipo que ya está en la historia de la competición.

Barbosa o Viera en la portería, Rulli o Sergio Asenjo en esta ocasión. El Villarreal está repleto de paralelismo de lo que fue una plantilla  excelsa en 2006 con un juego vistoso y atractivo de la mano de Manuel Pellegrini y lo que es este año un equipo que compite, repleto de oficio, con Unai Emery a los mandos del submarino.

De aquella quinta se recuerda la dupla ofensiva que conformaban el español José Mari y a su lado un Diego Forlán que comenzaba a labrar su historia. Hoy vemos otro a otro español al frente del ataque como es Gerard Moreno y a otro foráneo como Danjuma como referentes del ataque amarillo.

Cambiaba el esquema por aquel entonces, más habituado el Villarreal a jugar con el 4-3-1-2, pero especialmente por lo parecido del 4-4-2 en el papel de los hombres que han permitido llevarse la eliminatoria de cuartos de esta Champions. Si había un argentino que llevaba la magia en aquel equipo de 2006, como era Juan Ramón Riquelme, en éste la batuta y el virtuosismo lo pone Giovani Lo Celso. Un internacional español con experiencia, clase y pausa como fue Marcos Senna en aquel equipo tiene ahora en su reflejo a Dani Parejo. Tacchinardi y Sorín, Capoué y Coquelin. ¿Seguimos?

Javi Venta, Álvarez, Peña y Arruabarrena fue lo más habitual en la zaga de aquel equipo que entrenaba Manuel Pellegrini. Tres españoles y un argentino. Foyth, Albiol, Pau Torres y Estupiñán han sido los cuatro de Emery para estos dos partidos. Otro argentino, el dúo de centrales nacionales y la excepción del ecuatoriano. ¿Más paralelismos?

Hay mucho del Villarreal de 2006 en este de 2022, lo que seguro buscará el de Unai Emery es llegar más lejos que su homólogo del pasado. De nuevo, y ante debacle en Anfield, será un equipo inglés el que se cruce en el camino del club amarillo en las semifinales. Si en 2006 fue el Arsenal, que acabaría siendo su verdugo, esta vez será previsiblemente el Liverpool, que venció por 1-3 en Lisboa al Benfica y aún debe concretar su pase en casa.

El solitario gol de Kolo Touré en Highbury en la ida le valió a los gunners para colarse en la final de la Champions League de aquella edición tras otros 90 minutos en el Madrigal sin goles y con un penalti de Riquelme que pararía un Lehmann que fue el héroe de los ingleses aquella noche. Este Villarreal quiere seguir haciendo historia y ahora le toca ir más lejos que en 2006.

Lo último en Deportes

Últimas noticias